sábado, 17 de septiembre de 2022

Reflexión Deja ir a la gente que no está lista para amarte.



 Deja ir a la gente que no está lista para amarte.

Esto es lo más difícil que tendrás que hacer en tu vida y también será lo más importante.

Deja de tener conversaciones difíciles con personas que no quieren cambiar.

Deja de aparecer para las personas que no tienen interés en tu presencia.

Sé que tu instinto es hacer todo lo posible para ganar el aprecio de los que te rodean, pero es un impulso que roba tu tiempo, energía, salud mental y física.

Cuando empiezas a luchar por una vida con alegría, interés y compromiso, no todo el mundo estará listo para seguirte a ese lugar.

Eso no significa que tengas que cambiar lo que eres, significa que debes dejar ir a las personas que no están listas para acompañarte.

Si eres excluido, insultado, olvidado o ignorado por las personas a las que les regalas tu tiempo, no te haces un favor al seguir ofreciéndoles tu energía y tu vida.

La verdad es que no eres para todo el mundo y no todos son para ti.

Esto es lo que hace tan especial cuando encuentras a personas con las que tienes amistad o amor correspondido.

Sabrás lo precioso que es porque has experimentado lo que no lo es.

Hay miles de millones de personas en este planeta y muchas de ellas las vas a encontrar a tu nivel de interés y compromiso.

Tal vez si dejas de aparecer, no te busquen.

Tal vez si dejas de intentarlo, la relación termine.

Tal vez si dejas de enviar mensajes, tu teléfono permanecerá oscuro durante semanas.

Eso no significa que arruinaste la relación, significa que lo único que la sostenía era la energía que solo tú dabas para mantenerla.

Eso no es amor, es apego.

Es dar una oportunidad a quien no lo merece!

Tú mereces mucho más.

Lo más valioso que tienes en tu vida es tu tiempo y energía, ya que ambos son limitados.

A las personas y cosas que le des tu tiempo y energía, definirá tu existencia.

Cuando te das cuenta de esto empiezas a entender por qué estás tan ansioso cuando pasas tiempo con personas, actividades o espacios que no te convienen y no deben estar cerca de ti.

Empezarás a darte cuenta que lo más importante que puedes hacer por ti mismo y por todos los que te rodean, es proteger tu energía más ferozmente que cualquier otra cosa.

Haz de tu vida un refugio seguro, en el que solo se permiten personas “compatibles” contigo.

No eres responsable de salvar a nadie.

No eres responsable de convencerles de mejorar.

No es tu trabajo existir para la gente y darles tu vida!

Te mereces amistades reales, compromisos verdaderos y un amor completo con personas saludables y prósperas.

La decisión de tomar distancia con personas nocivas, te dará el amor, la estima, la felicidad y la protección que te mereces.


Anthony Hopkins

martes, 6 de septiembre de 2022

Las 20 virtudes más importantes de una persona

 



Las virtudes son aquellas disposiciones que hacen que las personas obren a partir del bien, la justicia y la verdad. Por eso, conllevan a la rectitud de la voluntad y alejan a las personas de los vicios.

Para filósofos como Aristóteles y Platón, las virtudes determinan las buenas acciones, conductas y hábitos en las personas. Desde la concepción teologal, en cambio, las virtudes son los valores que permiten que el ser humano se acerque a Dios actuando desde el bien.

A continuación, te presentamos una lista de ejemplos de las virtudes más importantes del ser humano, y cómo estas se reflejan en nuestra vida diaria.

1. Justicia

La justicia es una virtud que pone en práctica el respeto hacia las personas y busca el bien común, porque procura que cada quien reciba lo que le corresponde o se merece. Además, se contrapone al egoísmo, la mentira y la maldad de ciertos actos. Quien es justo, obra correctamente y respeta los derechos del otro en busca de una relación armoniosa. La justicia es considerada una virtud cardinal.

2. Prudencia

La prudencia consiste en reflexionar y distinguir lo bueno de lo malo, a fin de actuar o dar nuestra opinión de la manera más correcta y moderada en diferentes circunstancias. Por tanto, nos conduce a la felicidad. La persona prudente actúa tomando en cuenta las consecuencias de sus acciones. La prudencia es considerada una virtud cardinal.

3. Fortaleza

La fortaleza consiste en tener valor y la fuerza interna para superar las debilidades y el temor que, como individuos, tenemos y nos limitan a lograr metas o alcanzar sueños. Es considerada una virtud cardinal.

La fortaleza nos invita a hacer frente y luchar con valentía por aquellas cosas que queremos superar o alcanzar, pero actuando desde el bien y la conciencia. Si se cultiva la fortaleza seremos capaces de lograr cosas importantes para nuestro bienestar.

4. Templanza

La templanza tiene que ver con la moderación de los deseos que se tienen por los placeres. La persona que obra desde la templanza es capaz de dominar su voluntad, tentaciones y deseos desordenados por medio de la razón. Este control procura hacernos responsables de la manera en que actuamos y hacemos uso de los bienes que poseemos o queremos. La templanza forma parte de las virtudes cardinales.

5. Fe

Como virtud, la fe consiste en creer en Dios, en sus revelaciones y en la Iglesia, por eso forma parte de las virtudes teologales católicas. La fe nos permite creer en la palabra de Dios y obrar en nuestra vida cotidiana según sus enseñanzas, es decir, a partir de bien y de sus principios espirituales.

Las dudas que se nos pueden presentar sobre la fe, nos pueden ayudar a acercarnos a Dios y alejarnos de los falsos profetas.

6. Esperanza

La esperanza surge de la fe. Se trata de una virtud que nos permite esperar, con la certeza divina, aquello que deseamos de forma confiada y optimista. Por ejemplo, la persona que obra desde la esperanza confía en que sus buenas acciones le serán retribuidas a lo largo de la vida.

En el cristianismo, como virtud teologal, la esperanza se refiere al cumplimiento de las promesas de Cristo, de alcanzar el Reino de los cielos y la vida eterna.

7. Caridad

La caridad es una virtud que contiene en sí misma la fe y la esperanza. La caridad nos permite actuar a partir del amor, de manera desinteresada y haciendo siempre el bien. Por eso, los actos de caridad generan alegría, gozo y paz. La caridad se puede apreciar en aquel que ayuda y ama al prójimo como así mismo.

La caridad guarda relación con el amor que se siente por Dios por sobre todas las cosas, lo que conlleva a amar al prójimo como a nosotros mismos. Es considerada una virtud teologal.

8. Generosidad

La generosidad se refiere a saber compartir bienes materiales o dar alguna ayuda en general, de manera desinteresada, sin esperar nada a cambio. Esta virtud es bien vista en la sociedad, ya que se relaciona con la caridad y la bondad. Quien ofrece sus conocimientos a fin de ayudar a otro, está actuando de forma generosa.

9. Paciencia

La paciencia es la virtud que nos ayuda a sobrepasar aquellos momentos difíciles, con fortaleza y sin perder la calma. La persona paciente sabe esperar porque es consciente de que hay cosas que no dependen directamente de nuestros actos, sino de elementos ajenos a nosotros.

10. Bondad

La bondad es la virtud que invita a las personas a actuar desde la amabilidad, la confianza y el bien, haciendo que se alejen de la maldad. Por ello, las personas bondadosas son consideradas como buenas o benignas. Un acto bondadoso podría ser ayudar en las tareas del hogar sin que nuestros padres no lo pidan.

11. Humildad

La humildad es una virtud que nos permite reconocer y aceptar nuestras habilidades, así como, nuestros límites y debilidades, razón por la cual en ocasiones se cometen errores. La persona humilde genera confianza y no actúa desde la soberbia porque sabe que hay cosas que desconoce y que debe aprender a solventar.

12. Sabiduría

La sabiduría tiene que ver con el conocimiento, por eso nos permite distinguir lo bueno de lo malo, y lo correcto de lo incorrecto. En este sentido, también se relaciona con la moral y con la forma en que actuamos. Por ejemplo, la persona sabia se caracteriza por ser prudente, amable y por evitar incomodar a otros.

13. Perdón

El perdón hacia nosotros o los demás nos permite aceptar los errores u ofensas sufridas, así como estar en paz con nosotros mismos y con los demás. La persona que aplica la virtud del perdón evita el rencor y el deseo de venganza, por lo que puede llevar una vida más plena.

14. Gratitud

La gratitud nos permite valorar y reconocer el lado positivo de lo que vivimos, tenemos o recibimos. A través de la gratitud podemos expresar nuestro agradecimiento hacia los demás. Abrazar a un ser querido puede ser una demostración de gratitud por todas las atenciones que se reciben de esa persona.

15. Abnegación

La abnegación es una virtud que tiene que ver con la actitud de sacrificio que algunas personas toman, de forma voluntaria, a favor de los demás. Es decir, la persona abnegada renuncia a sus deseos o intereses a fin de conseguir el bien ajeno sobre el propio, por eso se relaciona con el altruismo.

16. Magnanimidad

Es una virtud que se relaciona con la grandeza o una gran generosidad. Se trata de la capacidad de establecerse metas grandes y complejas, partiendo de la razón de nuestros actos, más allá de las dificultades que estas pueden generar. Por consiguiente, la magnanimidad conlleva al perfeccionamiento de otras virtudes y a mantener una buena disposición de ánimo a lo largo de la vida.

17. Perseverancia

La perseverancia es una virtud que nos permite ser constantes en el seguimiento de nuestras metas, opiniones o actitudes. La perseverancia nos acerca a nuestros objetivos y a seguir adelante, más allá de las dificultades. La persona perseverante mantiene su mejor esfuerzo, voluntad y certeza de querer alcanzar algo.

18. Vergüenza

La vergüenza, aunque se opone a la templanza, es una virtud que promueve la honestidad. Quien ha experimentado la vergüenza evita volver a hacer cosas torpes o que conlleven a vicios que se opongan a las virtudes y cualidades del ser humano. Por tanto, invita a reflexionar y a actuar según lo que se considera moralmente correcto.

19. Valentía

La valentía es una virtud que se relaciona con la fuerza de voluntad para decidir y enfrentar con valor las circunstancias difíciles. La persona que aplica la valentía actúa desde la autodeterminación de que es capaz de superar el miedo y las dificultades que se le antepongan.

20. Castidad

La castidad es la virtud que aleja o modera la búsqueda de placer. Se relaciona con la templanza y la capacidad de abstenerse a cometer este tipo de actos, logrando que el individuo anteponga la razón y la sobriedad. Es una postura que las personas toman de manera libre. Ayuda a evitar el libertinaje.

miércoles, 31 de agosto de 2022

27 fortalezas de una persona

 



Las fortalezas son aquellas cualidades, actitudes y habilidades deseables y sobresalientes de una persona. Una cualidad se convierte en fortaleza cuando se manifiesta como un rasgo constante y destacado de la persona, lo que le da ventaja respecto de los demás.

Las fortalezas son valoradas y demandadas en determinados contextos (el trabajo, la escuela, la casa). Pueden basarse en los valores éticos de una persona, su capacidad para comunicarse, su carácter, sus capacidades o su personalidad. Compartimos una lista de 27 fortalezas de una persona organizadas por ámbito.

Fortalezas psicológicas

Son cualidades que describen la personalidad y la gestión de emociones.

1. Autoestima

Una sana autoestima se refleja en la estima y buen trato hacia los demás, lo que es fuente de éxito personal y laboral. Cuando la persona reconoce, valora y acepta sus fortalezas y debilidades con base en la realidad, transmite estabilidad emocional y confianza.

2. Resiliencia

Resiliencia es procesar las adversidades y los traumas de tal manera que la persona genere alternativas superadoras. Una persona resiliente es capaz de convertir un trauma en una oportunidad de crecimiento personal o en una motivación para desarrollar proyectos.

3. Autoconfianza

Tener confianza en sí mismo facilita el proceso de toma de decisiones, lo que influye en que los conflictos se resuelvan de manera más eficiente. Además, genera confianza en los otros, ya que es leída como signo de estabilidad emocional.

4. Autoexaminación

La autoexaminación es la capacidad de mirar hacia nuestro interior y reconocer los propios errores y aciertos. Por medio de la autoexaminación se abren los caminos de la superación personal, sea en cuanto al carácter o en cuanto a destrezas laborales. Quien reconoce sus fallas puede ponerles remedio. Quien conoce sus fortalezas, puede sacarles provecho.

5. Empatía

Ser empático es ponerse en el lugar del otro, es decir, ser sensible a las necesidad y problemas de los demás. La persona empática entiende las circunstancias que afectan el rendimiento o comportamiento de una persona en un momento crítico. Esto facilita el diálogo y la superación de la crisis.

6. Inteligencia emocional

La inteligencia emocional se define como la capacidad para percibir, procesar, administrar y expresar las emociones saludablemente. Implica comprensión, autocontrol, respeto y madurez. Las personas con inteligencia emocional son más propensas a establecer relaciones sanas y duraderas, y a crear un ambiente positivo y estimulante a su alrededor.

Fortalezas comunicativas

Son habilidades que nos facilitan la comunicación con otras personas.

7. Asertividad

Es la capacidad de comunicarse de forma elocuente y saludable en la defensa de los derechos y puntos de vista. Las personas asertivas son capaces de reconocer situaciones de abusos y ponerles límite a tiempo.

8. Sociabilidad

La sociabilidad facilita establecer buenas conexiones y relaciones personales, de las cuales se generan oportunidades. Acompañada del respeto y la determinación personal, la sociabilidad permite captar la atención de los demás, inspirar su confianza y motivación y facilitar negociaciones. Por ello, es crucial en el mundo laboral.

9. Capacidad de persuasión

La capacidad de persuasión es una gran fortaleza, pues hace posible comunicar de manera efectiva el valor de nuestras ideas, sugerencias y opiniones a los demás. Por ello, las personas persuasivas son siempre muy valoradas en áreas laborales como las ventas y las negociaciones.

Fortalezas de carácter

Son cualidades que describen el modo de actuar frente a escenarios específicos.

10. Liderazgo

La capacidad de liderazgo permite convocar, motivar y coordinar a un equipo de manera saludable y satisfactoria. Quien goza de esta fortaleza, puede liderar proyectos (propios o institucionales) y llevarlos a buen término.

11. Perseverancia

La perseverancia suele ir de la mano con la paciencia y la disciplina. Quien logra ser perseverante, es decir, quien no se da por vencido y es constante en sus esfuerzos a pesar de los obstáculos, es aquel que logra el éxito o la fecundidad personal.

12. Versatilidad

Versatilidad es el nombre que le damos a la capacidad adaptarse a las situaciones retadoras de manera activa, las cuales con frecuencia implican cambios estructurales o funcionales. Una persona versátil se dispone a aprender y actuar cuando el entorno demanda cambios.

13. Entusiasmo

El entusiasmo surge de la alegría interior y el optimismo frente a los proyectos, tareas y actividades pendientes. Influye positivamente en el ambiente circundante, pues contagia de buen ánimo a las personas. Así, el entusiasmo también es una fuente de motivación en el equipo o la comunidad.

14. Proactividad o iniciativa

Una persona proactiva es una persona con iniciativa. La proactividad es una de las fortalezas más valoradas en el ambiente laboral. Gracias a ella, se puede confiar en que la persona hará lo necesario ante una necesidad imperante, sin esperar una situación de emergencia o la orden de un superior.

15. Curiosidad y disposición para aprender

Aprender no es solo una cuestión de capacidad sino de curiosidad y disposición. Quien tiene curiosidad y disposición para aprender se desafía a sí mismo y es capaz de mejorar constantemente en conocimiento y habilidades para beneficio de todas las partes.

16. Disposición para trabajar en equipo

Quien está dispuesto a trabajar en equipo tiene su mirada en el objetivo trazado y no en su imagen. Por ello, acepta y confía en las fortalezas de los demás, al tiempo que comparte las suyas en beneficio de la causa de manera respetuosa. Esto es expresión de compañerismo, integración y confianza.

17. Sentido del humor

Tener sentido del humor es una fortaleza muy valiosa. Por un lado, es una expresión concreta de la capacidad de adaptación de las personas frente a circunstancias adversas. Por el otro, ayuda a minimizar las reticencias de otras personas hacia nosotros y crea un ambiente favorable al diálogo y la confianza.

18. Determinación

La determinación implica dos cosas. Primero, la claridad y constancia en los objetivos propuestos. Segundo, la capacidad de tomar decisiones coherentes y oportunas. Las personas determinadas no solo alcanzan sus objetivos con mayor rapidez, sino que ayudan a las personas de manera indirecta gracias a su claridad y voluntad.

Fortalezas según las capacidades

Son habilidades que nos capacitan para determinados ámbitos, como el trabajo o el estudio.

19. Pensamiento analítico

La capacidad de análisis es una cualidad intelectual que permite registrar, describir, sintetizar e interpretar la información disponible, así como hallar relaciones ocultas entre datos.

Esta capacidad permite construir criterios razonados para tomar decisiones. Es muy apreciada en el trabajo, pero su aplicación es necesaria para todo aspecto de la vida.

20. Concentración mental

En el corto plazo, la capacidad permite aprovechar el tiempo para la conclusión de una tarea sin distracciones, lo que redunda en eficiencia. En el largo plazo, o en un sentido estratégico, le permite a la persona mantenerse enfocado en su propósito de vida.

21. Formación

La formación es fundamental para alcanzar el desarrollo personal, sea en el ámbito laboral, el doméstico o en el autoconocimiento. Independientemente de nuestra elección de vida, aprender y formarnos nos permite estar preparados para las situaciones que enfrentamos. Cuanto mejor formada esté una persona, será más consciente y más fecunda.

22. Experiencia

La experiencia es una fuente de aprendizaje que nos permite analizar mejor la realidad. Cuando tomamos conciencia de nuestras experiencias, las analizamos y ponderamos, logramos nuevos y originales aprendizajes que pueden ayudar a nuestro entorno.

23. Creatividad

Es la capacidad para inventar objetos, herramientas, modos de expresión y toda clase de recursos, para dar respuesta a las necesidades concretas y simbólicas del ser humano. Los actos creativos son siempre una catapulta del desarrollo personal y social.

Fortalezas éticas

Son valores morales deseables en una persona, ya que promueven el bien propio y el bien común.

24. Honestidad

Ser honesto es actuar con integridad y responsabilidad en cualquier situación, en función del bien común. Una persona honesta es transparente en sus intenciones y cuida a las personas de su entorno tomando decisiones éticas. Por ello, la honestidad es una fortaleza destacada y deseable, tanto en el orden personal como académico, laboral y ciudadano.

25. Compromiso

En tanto fortaleza, el compromiso es la capacidad de cumplir con los acuerdos establecidos y los proyectos comunes. Más allá de la obligación, mostrar compromiso es expresión de sentido de pertenencia, responsabilidad y respeto con quienes hemos establecido acuerdos.

26. Responsabilidad

Ser responsable es dar respuesta diligente y eficaz ante diversas situaciones que demandan solución. Entraña sentido común, compromiso y solidaridad. Por esta razón, es una de las fortalezas más buscadas tanto en el ambiente laboral como en la búsqueda de una pareja para formar familia.

27. Disciplina

La disciplina implica cumplir con diligencia las rutinas necesarias para alcanzar los objetivos personales y comunitarios. En lo social, la falta de disciplina se riñe con el cumplimiento del deber, la responsabilidad y el respeto. En lo personal, el talento sin disciplina se pierde. En cambio, una persona sin condiciones naturales para algo puede adquirirlas a fuerza de disciplina.

31 debilidades de una persona

 



Las‌ ‌debilidades‌ ‌de‌ ‌una‌ ‌persona‌ ‌son‌ ‌rasgos‌ o aspectos de la personalidad considerados negativos por la sociedad. Pero reconocer nuestras debilidades es una expresión de fortaleza. Significa que estamos trabajando en conocernos a nosotros mismos y que estamos dispuestos a mejorar y superarnos.

Por‌ ‌esta‌ ‌razón,‌ ‌tanto en las ‌entrevistas‌ ‌laborales‌ como en la elaboración de perfiles de todo tipo, ‌el conocimiento que tengamos de nuestras propias ‌debilidades‌ es esencial, ya que nos ayuda a darle a los entrevistadores una idea más auténtica de quienes somos y de nuestro valor como personas.

Con el objetivo de que puedas conocerte un poco mejor, elaboramos esta lista de algunas de las debilidades más importantes para mejorar.

1. Egoísmo

El egoísmo implica pensar en el beneficio propio por encima del bien común. Es una debilidad que afecta el desarrollo personal y es negativa en entornos de trabajo, en donde usualmente se requiere ejecutar tareas en equipo.

Una persona egoísta no comparte sus recursos (dinero, conocimientos), ni está dispuesta a ayudar o recibir ayuda. Reconocer la importancia del otro y comenzar a pensar un poco más en el entorno cercano antes de llevar a cabo un acto egoísta, pueden ser primeros pasos para mejorar este debilidad.

2. Falta de empatía

No tener la capacidad de entender lo que piensan o sienten las otras personas es una debilidad muy común. La falta de empatía está influenciada en gran medida por un pensamiento egoísta y es un obstáculo para construir vínculos personales y laborales sólidos.

Una persona poco empática no tiene la capacidad para entender a los demás, por lo tanto es un debilidad que afecta gravemente las relaciones interpersonales. Hacer el esfuerzo por comprender la situación del otro, incluso aunque no nos afecte o nos incumba, es un forma de cultivar la empatía.

3. Timidez

La timidez es el miedo al juicio social. Aunque se suele asociar la timidez con la introversión, en realidad se trata de dos cosas distintas. La introversión es un rasgo de la personalidad mientras que la timidez es una debilidad personal.

La timidez puede impedir que una persona exprese sus ideas o desarrolle su potencial creativo por temor a ser evaluado negativamente, por lo tanto es una debilidad que puede derivar en aislamiento social.

Cultivar la autoestima y fortalecer la creencia de nuestro aporte al mundo son formas de lidiar con la timidez.

4. Inseguridad

La inseguridad es una debilidad asociada a la falta de confianza en sí mismo y en los demás. Es la sensación de ser vulnerable ante las circunstancias, por lo tanto, nos resta poder de decisión y de acción ante lo que sucede.

Una persona insegura va a dudar de todo lo que diga y haga, nunca va a estar satisfecha con los resultados y se enfrentará a los retos con nerviosismo. Cultivar la confianza, reconociendo que estamos preparados para los diversos retos de la vida, puede ayudarnos a superar la inseguridad.

5. Dependencia

La dependencia puede expresarse como la incapacidad para tomar decisiones y manejar la propia vida de forma autónoma. En la niñez y la adolescencia, es normal ser dependientes de los padres, pero al llegar a la adultez, lo esperado es las personas puedan hacerse cargo de sus vidas.

En el ambiente laboral, un trabajador dependiente va a necesitar que alguien le diga todo el tiempo lo que tiene que hacer, lo cual obstaculiza la eficiencia del equipo y la del propio empleado. Tener claras nuestras tareas y hacer el mejor esfuerzo por ser proactivos son formas simples de mejorar la dependencia en el trabajo.

6. Soberbia

La soberbia es una sensación de superioridad que impide que la persona sea capaz de reconocer sus propios errores y de ver a otros como iguales.

En una empresa, un trabajador o un líder soberbio puede ser un obstáculo para el logro de objetivos comunes, ya que siempre tratará de imponer su visión y de descalificar a sus compañeros. Cultivar la humildad y entender que existen otros puntos de vista puede ayudar a mejorar esta debilidad.

7. Envidia

Es una debilidad caracterizada por la insatisfacción que genera no tener lo que otros tienen, bien sea en términos materiales (dinero, empleo, estabilidad) o afectivos (pareja, familia, vínculos saludables).

La persona envidiosa generalmente descalifica lo que otros tienen porque es su manera de desahogar el malestar que le produce no tenerlo. Entender que es posible tener lo que deseamos si nos trazamos un plan de acción y trabajamos por ello es una forma de darle menos espacio a la envidia en nuestra vida.

8. Apatía

La apatía es la falta de entusiasmo. Es una debilidad de las personas que no tienen un propósito vital, por lo cual nada les interesa puesto que sienten que no tienen objetivos que cumplir.

Una persona apática puede entorpecer la dinámica familiar, educativa o laboral, ya que probablemente será poco participativa o no tendrá el interés necesario para cumplir sus tareas. Comenzar a indagar sobre lo que realmente nos gusta y atrevenos a experimentar cosas nuevas pueden ser recursos para enfrentar la apatía.

9. Hipocresía

La hipocresía es el ocultamiento de las verdaderas intenciones. La persona hipócrita puede ejecutar una acción alegando un propósito, cuando en realidad lo está haciendo con otra motivación.

Cuestionarnos el valor de nuestras verdaderas intenciones y sus posibles consecuencias puede ayudarnos a dar un paso atrás antes de actuar con hipocresía.

10. Irresponsabilidad

Se refiere a la debilidad personal para encarar un asunto. El sujeto irresponsable no tiene la voluntad para hacer una tarea, pero tampoco asume las consecuencias que esto puede generar.

Un trabajador irresponsable puede convertirse en una carga para sus compañeros y eventualmente puede generar problemas mayores en su organización, mientras que un padre irresponsable genera inestabilidad familiar.

Hacernos responsables por las consecuencias de nuestros actos es una muestra de madurez y evolución personal.

11. Desconfianza

La desconfianza es la creencia de que las demás personas nos van a fallar, o de que las circunstancias no serán favorables para el logro de un objetivo.

Una persona que desconfía de quienes le rodean está subestimando sus habilidades. Esto puede generar la necesidad de controlar lo que hacen los demás, generando malestar en el entorno.

Aprender a soltar el control propio y sobre los demás, confiando en que cada persona está haciendo lo mejor que puede es el inicio para recobrar la confianza.

12. Individualismo

Es la tendencia a ejecutar las acciones que se consideran correctas, sin tomar en cuenta la opinión de otros.

En el ambiente laboral, el individualismo se expresa cuando una persona ejecuta tareas según su parecer sin considerar al resto de su equipo. Cuando reconocemos que formamos parte de un equipo y que el resto de las personas también cuenta, estamos dando un primer paso para superar el individualismo.

13. Desorden

El desorden es una debilidad personal de quienes no pueden gestionar sus recursos tangibles (como el dinero) o intangibles (como el tiempo)

Por ejemplo, quien no puede mantener el orden de sus espacios físicos, o quien no puede organizar sus prioridades y tareas es una persona desordenada. Establecer prioridades cotidianas, clasificar y organizar un espacio pequeño son algunas formas de comenzar a implementar el orden en nuestra vida.

14. Falta de modales

Los modales son normas de comportamiento que expresan la educación y cultura de quien los ejecuta.

La ausencia de buenos modales es una debilidad personal que puede limitar las oportunidades, ya que aísla socialmente a quien no tiene la capacidad de comportarse adecuadamente. Tener la disposición para aprender y poner en práctica buenos modales nos puede conectar con muchas posibilidades.

15. Irrespeto

La falta de respeto es la falta de voluntad para acatar las normas, por lo tanto es uno de los rasgos negativos que más atenta contra la convivencia social.

El irrespeto puede expresarse como falta de consideración hacia otras personas, ignorar a las autoridades, líderes, compañeros e instituciones, pasar por alto compromisos o acuerdos previos, etc.

Cuando entendemos que no vivimos aislados y que todo entorno tiene sus normas estamos reconociendo que somos capaces de cultivar el respeto.

16. Deshonestidad

La deshonestidad es una debilidad personal asociada a la falta de honradez. La persona deshonesta no es capaz de actuar de forma transparente, por lo que suele recurrir a la mentira y la trampa para lograr sus objetivos.

Una persona deshonrada puede convertirse en un problema serio para un equipo de trabajo o una empresa, especialmente si las tareas a realizar están vinculadas con el manejo de dinero.

Una forma de sencilla de comenzar a trabajar en superar esta debilidad es pensar en todas las consecuencias morales e incluso legales que nos puede traer.

17. Ira

La ira es una expresión física de la violencia. La persona iracunda puede gritar, ofender, irrespetar e incluso, agredir físicamente a otros.

La ira es una de las debilidades personales más graves que existe ya que atenta contra la integridad de bienes y personas, lo cual altera severamente la convivencia social.

Cultivar la serenidad y buscar ayuda profesional en caso de no poder manejar la ira son formas en las que podemos proteger nuestra integridad y la de quienes nos rodean.

18. Avaricia

Es una debilidad caracterizada por el afán de acumular riquezas. La persona avara es capaz de hacer cualquier cosa para obtener más de aquello que quiere acumular, por lo que podría actuar con deshonestidad, irrespeto o soberbia con tal de alcanzar sus objetivos.

Cuando entendemos que acaparar sin compartir solo trae aislamiento y soledad, entendemos que tal vez no es necesario acumularlo todo.

19. Cobardía

La cobardía es la falta de valor para hacerle frente a los retos de la vida. Por lo general, una persona cobarde es también insegura, ya que duda de sus propias capacidades para resolver una situación.

Una persona cobarde puede evitar asumir una responsabilidad e incluso, puede culpar a otros de sus errores por temor a enfrentar la realidad. Es normal sentir temor, pero tenemos que comenzar a trabajar en nosotros mismos para evitar paralizarnos ante los retos.

20. Impaciencia

La impaciencia es la urgencia por hacer o resolver algo. Esto quiere decir que es una debilidad que impide que la persona pueda esperar el tiempo necesario para la resolución de una tarea.

Un trabajador impaciente puede alterar el ritmo de trabajo o entrometerse en las tareas de sus compañeros con tal de cumplir sus objetivos, y esto afecta el ambiente laboral.

Entender que todo tiene su tiempo y abandonar la necesidad de control son un buen inicio para mejorar la impaciencia.

21. Torpeza

La falta de habilidad para ejecutar una tarea es lo que se conoce como torpeza. Esta ausencia de habilidad puede estar dada por falta de aptitudes (como por ejemplo, no tener capacidades para analizar datos) o por falta de experiencia (comenzar a usar un software nuevo).

Una persona torpe puede cometer un error grave sin intención porque carece de la capacidad necesaria para manejar la situación.

Practicar aquello en lo que somos torpes nos puede llevar no solo a superar esta debilidad, sino que incluso nos puede llevar a alcanzar un grado de maestría, siempre y cuando seamos constantes y disciplinados.

22. Pesimismo

El pesimismo es una debilidad personal de quienes solo pueden ver el aspecto negativo de las cosas. Un pesimista es, también, un desconfiado, ya que no es capaz de creer en que las situaciones puedan ocurrir de la mejor manera posible.

Comenzar en enfocarse en las pequeñas cosas positivas del día a día s una forma de combatir el pesimismo.

23. Intolerancia

La intolerancia es la falta de respeto a las personas, ideas, creencias y experiencias diferentes.

En el ámbito laboral, una persona intolerante puede ser un obstáculo para el trabajo en equipo, además, su forma de pensar puede generar incomodidad y discordias,afectando el rendimiento y los resultados.

Entender que existen otros puntos de vista diferentes a los nuestros, incluso aunque no estemos de acuerdo es el primer paso para comenzar a trabajar la intolerancia.

24. Impuntualidad

Una persona que no sabe gestionar su tiempo está enviando un claro mensaje sobre su falta compromiso consigo mismo y con los demás.

Esta debilidad puede ser tolerada en entornos sociales, pero en el ámbito laboral puede tener serias consecuencias para el trabajador, como suspensiones e incluso despidos.

Comenzar a trabajar en el desarrollo de la voluntad (para levantarnos temprano, para entregar un proyecto a tiempo) significa que estamos comenzando a comprometernos con nosotros mismos.

25. Falta de compañerismo

La falta de compañerismo se expresa en el egoísmo, el individualismo o la falta de empatía hacia los demás. Es una debilidad que impide el trabajo en equipo, por lo que es un obstáculo para establecer vínculos sociales o laborales saludables.

La falta de compañerismo tarde o temprano genera aislamiento, así que no parece una debilidad que valga la pena cultivar. En cambio, reconocer el valor de quienes nos rodean y comenzar a estrechar vínculos como equipo parece ser una mejor forma de establecer conexiones.

26. Inflexibilidad

Se refiere a la dificultad para adaptarse a los cambios. Es una debilidad que puede afectar el rendimiento de la persona que la posee, ya que puede sentirse abrumada ante su incapacidad para asumir retos de forma constante. Además, la persona inflexible no admite otros puntos de vista, ya que no está dispuesta a cambiar su opinión.

Abandonar la inflexibilidad puede parecer difícil, pero si existe la intención de mejorar, casa paso cuenta. Aceptar y manejar pequeños cambios cotidianos puede ser la puerta de entrada para escalar progresivamente hacia la flexibilidad.

27. Ignorancia

La ignorancia es la falta de conocimientos. Y si bien todos desconocemos muchas cosas, lo que convierte a la ignorancia en una debilidad es la falta de compromiso con el saber. Una persona ignorante no está interesada en nutrirse culturalmente, se conforma con lo que cree que sabe y no está dispuesta a superarse intelectualmente.

Todos ignoramos algo, lo que nos diferencia es nuestra curiosidad y compromiso para aprender. Cuando adquirimos nuevos conocimientos o habilidades no solo nos superamos personalmente, sino que hacemos de nuesto entorno un lugar mejor.

28. Falta de experiencia

La falta de experiencia es una debilidad que puede interponerse en nuestras relaciones sociales y laborales. Al no haber experimentado algo, desconocemos sus implicaciones. Por eso, es una debilidad que suele examinarse con detalle en el ámbito laboral.

La falta de experiencia se supera con la práctica. Por eso, debemos estar abiertos a las oportunidades que se nos presenten y que sean adecuadas para nosotros en función de nuestros principios y valores.

29. Incompetencia

Una debilidad que puede tener serias implicaciones en el logro de resultados es la incompetencia, que se refiere a la falta de habilidades para ejecutar una tarea.

La incompetencia se puede expresar como falta de habilidades gerenciales, problemas para gestionar el tiempo o los recursos, falta de liderazgo, etc.

Nos volvemos competentes cuando tenemos la intención de aprender, practicar y equivocarnos hasta dominar las habilidades que requerimos aprender.

30. Conformismo

Una persona sin objetivos personales o profesionales es conformista. El conformismo implica la ausencia de retos y la búsqueda de situaciones que resulten conocidas y cómodas. Por lo tanto, se trata de una debilidad que impide el desarrollo integral de las personas.

El conformismo puede esconder falta de confianza o miedo al fracaso. Por eso, cultivar la autoestima puede ser el catalizador para buscar nuevas oportunidades que nos ayuden a crecer.

31. Pereza

La pereza es una debilidad de quienes muestran un completo desinterés en algo. Esa falta de disposición aleja a la persona de lograr objetivos personales, académicos o profesionales.

Por ello, se trata de una cualidad negativa que, junto con el conformismo, atenta contra el progreso individual y colectivo. Proponernos nuevos retos, buscar aquello que enciende nuestra chispa creativa pueden ser formas de comenzar a combatir la pereza.

QUE ES LA EGOLATRIA?

 La egolatría consiste en la admiración excesiva de una persona hacia sí misma, lo que implica un tipo muy característico de comportamiento. No siempre es fácil de identificar. Por ejemplo, es común creer que una persona con alta autoestima es ególatra, pero valorarse a sí mismo no es egolatría. La egolatría se reconoce en el modo en que la persona se relaciona con otras. Conozcamos algunas características de un ególatra.

1. Autoimagen de superioridad

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El Bosco: Detalle de "Soberbia" en la obra La mesa de los pecados capitales.

El sentido de la vida de un ególatra se basa en la autoimagen de superioridad y, por lo tanto, en su reputación. Tienen un fuerte sentimiento de superioridad con respecto a los demás. No solo reconocen las habilidades y fortalezas que tienen, sino que las sobredimensionan y se sienten sus portadores únicos o legítimos.

A esto se suma su incapacidad para reconocer sus imperfecciones o debilidades. Por ende, el ególatra siempre cree que haría cualquier cosa mejor que cualquier persona. Cree, asimismo, que su opinión irrefutable.

2. Percepción distorsionada de la realidad

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La egolatría es señal inequívoca de que la persona tiene una percepción distorsionada de la realidad. El ególatra está emocionalmente incapacitado para comprender la complejidad del contexto y las variables que inciden tanto en la realidad en general como en sus relaciones personales. Por ello, llega a conclusiones taxativas y monolíticas, las cuales, por característica, suelen ser infundadas o irreales.

3. Incapacidad para asumir responsabilidad

Ya que el ególatra tiene una percepción distorsionada de la realidad, le es difícil aceptar responsabilidad sobre el estado de las cosas. El ególatra no se permite admitir el grado de responsabilidad que tiene en los problemas que enfrenta (personales, familiares o sociales) y, por lo tanto, no se compromete con las soluciones. En este sentido, se puede decir que un ególatra es irresponsable.

Para el ególatra, los problemas son causados por los demás, y son ellos quienes deben resolverlos. Por ello, no es extraño que se presente a sí mismo como un héroe o como una víctima que clama por justicia.

4. Descalificación del otro

El ególatra descalifica constantemente a los demás: estos nunca serán tan buenos, tan inteligentes o tan creativos como él. El punto de vista de los demás siempre es despreciado o descalificado. Por ejemplo, ninguna persona menor que el ególatra sabrá más que él debido a su inexperiencia; pero ninguna persona mayor tampoco, debido a la “obsolescencia” de sus ideas.

5. Dificultad para sentir empatía

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Al tenerse a sí mismo como punto de referencia, a los ególatras les dificulta sentir empatía hacia los demás. Esto quiere decir que no se involucra en los sentimientos y las preocupaciones de las personas con que se relacionan.

Vea también Características de la empatía que son ejemplo de su importancia.

6. Necesidad de ser el centro de atención

Nada mejor para un ególatra que ser el centro de atención en toda clase de situaciones. En sus reuniones, buscará la forma de que todos los participantes sean seducidos por sus habilidades sociales y por su discurso. Si alguien llegara a sobresalir, el ególatra luchará por reorientar la atención hacia sí mismo o, simplemente, se retirará.

7. Obsesión con la comparación

Lógicamente, la sobrevaloración solo es posible en comparación con los demás. La tendencia a compararse constantemente con los otros es propia de los ególatras, quienes encuentran en ello una forma de medir sus fuerzas. Para un ególatra, la vida es una competencia constante y por ello, necesita “ganar”.

8. Necesidad constante de reconocimiento

De nada le vale al ególatra ganar en silencio. Una persona que tiene esta tendencia psicológica, requiere constantemente aprobación y reconocimiento público. Por eso, sus conversaciones suelen girar en torno a sus proezas, sean cotidianas o profesionales.

9. Sobrevaloración del dinero y el poder

El dinero y el poder son símbolos de influencia social. Por lo tanto, los ególatras valoran en exceso estos símbolos. Sea que tengan mucho o poco, este tipo de personas usa su dinero y su poder (influencia) para la autopromoción y el control de las personas que los rodean (por ejemplo, dentro de una familia).

10. Intolerancia a la crítica e incapacidad para la autocrítica

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El sistema psico-afectivo del ególatra está estructurado sobre su autoimagen. Nada le genera más temor que enfrentarse a sí mismo. Por lo tanto, el ególatra es incapaz de ser autocrítico y es intolerante a las críticas de los demás, independientemente del tono y la intención con que sean dichas.

El ególatra siempre encontrará una justificación a su conducta. Además, proyectará sobre los otros sus propias imperfecciones y buscará el modo de endilgarles la responsabilidad. Si nada de esto funciona, el ególatra romperá totalmente con la comunicación.

11. Percepción de la envidia como autoafirmación

A los ególatras les encanta descubrir que son objeto de envidia. Cuando no es así, atribuyen sus problemas con los demás a la envidia. La envidia de los otros es el gran trofeo para el ególatra. Sirve en ellos como una forma de autoafirmación, pues implica que el otro reconoce su superioridad (por ejemplo, en términos de dinero o poder).

Vea también Envidia.

12. Relaciones superficiales

Dadas las dificultades del ególatra para relacionarse igualitariamente con otros, sus relaciones tienden a ser superficiales. Por ende, el ególatra se aferra a las relaciones que refuerzan su autoimagen o a aquellas en que puede instrumentalizar a las personas en su beneficio.

En consecuencia, este tipo de personas no logra sostener relaciones de calidad por mucho tiempo, ya que tarde o temprano su comportamiento genera el rechazo. A esto se les suma la pretensión de autosuficiencia. Sin embargo, no debe confundirse esto con falta de habilidades sociales, ya que el ególatra las tiene de sobra como consecuencia de su autoconfianza desmedida

lunes, 22 de marzo de 2021

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